El Lugar: Matxitxako
Matxitxako es un sinónimo de fuerza. Un lugar rotundo y salvaje que revela historias de Tierra y de Mar, de luces y de sombras y un lugar en el que uno se siente tan pequeño como para poder perderse y poder encontrarse.
Cuando las personas que nos visitan comienzan a planificar su viaje y las actividades que quieren realizar para conocer nuestra comarca, muchas fijan San Juan de Gaztelugatxe como parada obligada. Y Matxitxako, que peina los vientos más salvajes de la costa vasca a escasos kilómetros de allí, suele quedar relegada a la casualidad de encontrarlo.
Matxitxako es el punto más septentrional de la costa vasca. Un lugar mágico, con historias trágicas como la batalla de la guerra civil que lleva su nombre y un lugar con unas maravillosas vistas del que poder disfrutar cuando la climatología es buena, pudiendo observarse Iparralde ó la misma isla de Santa Clara de San Sebastián.
Un lugar sometido al azote de las galernas y en el que la fuerza de la naturaleza hace que uno se sienta pequeño observando la inmensidad del mar.
Es este un lugar en el que desde la primavera al otoño muchas personas se concentran cada tarde para poder observar una de las puestas de sol más mágicas de la zona junto al peñón de Akatz y San Juan de Gaztelugatxe.
Se trata de un cabo con dos faros, el antiguo, reconvertido en observatorio de cetáceos, y el que actualmente funciona como tal manteniendo la seguridad de los buques que cruzan el Golfo de Vizcaya. Quien no se mueve y parece jugar al mus con Matxitxako como si de una partida entre viejos lobos de mar se tratara, es la plataforma La Gaviota, que recordarán de su paso por el hotel. Matxitxako es el punto más cercano con suelo firme desde el que se puede observar la dimensión de La Gaviota.
Matxitxako, como Bermeo, es un punto del mapa en el que parece que los caminos que nos llevan a él terminan allí. Nada más allá, son sólo el comienzo de un gran plan.